AVETORO EN URDAIBAI ( con episodio final desagradable)

El pasado domingo 16 de marzo tocaba salida marinera en Bermeo, con la intención de observar aves y mamíferos marinos. Por la tarde, aprovechamos para acercarnos a la Reserva de Urdaibai y conocer las novedades que ofrecían los humedales de Gauteguiz-Arteaga.

Por la orientación del sol elegimos el observatorio de Orueta. Bueno, por eso, y porque sabíamos que desde el mismo, había más posibilidades de poder ver algún ejemplar de Avetoro.

Discurría la tarde observando otras especies que se movían por el humedal, cuando ya atardeciendo… alguien dio la voz de alarma: ¡el Avetoro! ¡ se ha movido un Avetoro…!

 

No era fácil divisarlo, ya que con su plumaje pardo pasaba desapercibido en aquel entorno palustre. Se deslizaba sigilosamente entre los carrizos a una distancia cercana a los 200 metros, y únicamente por los reflejos de los últimos rayos de sol y sus movimientos, era posible la localización.

 

De color pardo rojizo con el dorso barreado oscuro, trataba de mimetizarse entre la vegetación con la postura erguida e inmóvil que le caracteriza.

 

Aunque en los últimos años invernan uno o dos ejemplares en estos humedales, es una especie difícil de observar, por lo esquiva que se muestra y el hábitat en el que se desenvuelve.

Seguimos atentamente sus idas y venidas entre la espesura. Aparecía y desaparecía entre la maraña, mostrando su grueso cuello y la forma rechoncha de su cuerpo.

 

TXORI ZEZEN ARRUNTA / AVETORO

BOTAURUS STELLARIS / GREAT BITTERN

El año pasado por estas mismas fechas se llegaron a ver hasta tres ejemplares al unísono. Pese a esta relativa y puntual abundancia, debido muy probablemente a la defensa de territorios en época nupcial, esta especie es muy escasa, y está considerada rara en la propia Reserva de Urdaibai.

En el Catálogo vasco de especies amenazadas está considerada como un ave en peligro de extinción.

 

Previo a la aparición de Avetoro, pudimos localizar en el humedal otras especies, entre las que cabe destacar 12 Espátulas, 1 Ansar común, 23 Archibebes claros, 1 Garceta grande, 1 Aguilucho lagunero, Patos cucharas, Frisos, varias Garcillas bueyeras, media docena de Patiamarillas …

Por último, resaltar un hecho que nos llamó poderosamente la atención. Ya era a última hora, el Avetoro había desaparecido en el carrizal, y estábamos a la espera de poder localizarlo de nuevo cuando, de pronto, se oyó un…yo diría que escopetazo… que sonó cercano y que retumbó en la zona. Luego otro …y finalmente un tercero.

Lógicamente, todo el personal alado huyó despavorido.

 

Es

Alguno de nosotros salió fuera para vez de quien se trataba y no vimos a nadie, excepto un perro que corría espantado por los tiros.

Al salir por el camino que lleva al Centro de interpretación (que al ser domingo tarde estaba cerrado), preguntamos a un paisano que estaba al pie del camino. Nos comentó que esos petardazos se oían de vez en cuando, y que pensaba que era cohetes de celebración de algún restaurante cercano.

Su explicación no nos convenció demasiado, porque el ruido producido no nos había parecido de cohete, pero tampoco teníamos pruebas ni vimos a nadie concreto al que poder denunciar.

Nos sorprendió negativamente que en ese entorno de armonía y silencio, imprescindible por otra parte para las aves, se diera este tipo de hechos.

 

En Gauteguiz-Arteaga pasamos esa tarde de domingo, en compañía  de Pedro Martínez y Javier M. Olmo, disfrutando del Avetoro primero, y con un profundo cabreo al final.

 

Imágenes del Avetoro tomadas con digiscopig.