Situada en la Navarra Sur, la localidad de Arguedas ofrece hoy día una buena oportunidad para el aficionado a la observación de aves.
Los campos de labor que circundan la población habían sido siempre de poco valor. Eran tierras muy salitrosas, aptas para pocos cultivos productivos. Se había intentado con diversas especies, pero apenas prosperaban. Incluso durante algunos años, los terrenos se abandonaron.
Hace algo más de 25 años, un agricultor catalán que tenía experiencia con el cultivo del arroz en el Delta del Ebro, intentó trasladar el cultivo a estos eriales, y el experimento funcionó.
A este agricultor innovador se añadieron otros lugareños, que fueron aprendiendo los secretos de este cultivo. Fue así como nacieron los arrozales de Arguedas.
A primeros de agosto visité la zona, ya que en esas fechas los arrozales permanecen inundados, y es fácil que las especies migrantes recalen en el enclave. También lo hicieron, aunque en distinto día, los compañeros Javier Flandes y Pedro Martínez. De Javier expondré unas imágenes, que enriquecerán la crónica.
Antes de llegar al destino, me detuve cerca de la localidad de Azagra. Allí, en una extensa planicie a orillas del Ebro, descansaba un grupo de unas 80 Cigüeñas blancas, con algunas Garcetas comunes y Garcillas bueyeras, entre el ganado vacuno y caprino.
Proseguí ruta y al llegar a los arrozales de Arguedas, lo primero que me sorprendió fue la cantidad de Garzas imperiales que pululaban por todas partes. Se hacían notar a primera vista y desde luego, eran las reinas del arrozal.
Ave fundamentalmente estival en España, esta estilizada ardeida suele preferir las aguas someras con abundante vegetación palustre para alimentarse.
El arrozal es, por tanto, un medio sumamente propicio para la especie. Caza habitualmente en solitario y acecha a sus presas oculta entre la vegetación.
Prefiere los peces, pero no desdeña anfibios e insectos como los saltamontes. También da cuenta de micromamíferos e incluso ratas de agua.
Donde es algo más fácil observarla, es en los lezones de separación de parcela. Suele utilizar estos promontorios como oteadero y zona de descanso.
Estas mismas franjas de tierra, son utilizadas por otras especies como la Cigüeña y las Garcetas, que también son abundantes en la zona.
Otra zancuda algo más menuda, la Garcilla bueyera, dispone en la zona de un medio muy propicio para sus necesidades. A la presencia del arrozal, hay que añadir la existencia de varias granjas ganaderas, sobre todo de ganado vacuno bravo.
Al proyectar los arrozales y allanar el terreno, se rotularon los árboles existentes. Sólo había espacio para los campos de labor. Los pocos árboles que quedan, son de escaso porte y los ardeidos los aprovechan para instalarse en ellos.
La Cigüeña común, ave cercana y emblemática por excelencia, aprovecha esta zona sur de Navarra para concentrase y recuperar fuerzas durante su periplo migratorio. Muchas pasarán al Africa subsahariana, otras, cada vez más en la últimos décadas, permanecerán en la Península.
Con su familiar figura, componen una bella estampa en medio del arrozal.
CONTINUARÁ…
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